Cambiar bañera por ducha en Vilar de Canes

Muchas personas que poseen o bien alquilan una casa, que en secreto desean mudar su ducha por la comodidad de una bañera… En verdad, con el tiempo, los deseos y las necesidades cambian. La ducha, si bien muy práctica para el día tras día, no es la solución ideal cuando la familia está creciendo. La bañera puede ser entonces una posible opción… Pero para esto, el tamaño del baño es un factor a tener en consideración. ¿Deseas reemplazar tu ducha por una bañera mas todavía dudas? Aquí tienes las ventajas y desventajas que te permitirán proyectarte mejor y tomar tu resolución.

El espacio:

Además de una superficie de suelo más pequeña, una ducha asimismo deja facilitar la circulación y, en consecuencia, optimar los volúmenes. Esto es particularmente cierto para las duchas a ras de suelo donde la ausencia de paredes deja una mayor comodidad de uso pero requiere ciertas cautelas de sellado. Más estrecha, una ducha asimismo puede encontrar su sitio más sencillamente incluso en los espacios más difíciles. Al final, sustituir una bañera por una ducha puede ahorrar por lo menos un m2, lo que no semeja mucho, ¡pero puede ser enorme cuando la habitación es pequeña!

Consumo de agua:

Finalmente, en estos tiempos en los que la ecología es un tema que preocupa a mucha gente, es importante saber que bañarse es mucho menos ecológico que ducharse… ¿Por qué razón? Por el hecho de que un baño requiere 3 veces más agua que una ducha. Para llenar una bañera, necesita un volumen de ciento cincuenta a 200 litros de agua. Para una ducha, necesita entre veinte y sesenta litros de agua.

Diseño y Comodidad:

A diferencia del pasado, una ducha ya no tiene por qué ser la versión asequible de una ducha matutina. Si lo desea, puede efectuar una ducha de diseño con grandes aportes como la cromoterapia y otros sistemas que la transforman en un genuino spa.

Seguridad:

En comparación con el punto precedente, tenemos la cuestión de la peligrosidad, por ejemplo niños pequeños en bañeras demasiado profundas, o caños de bañera contra los que hay que pegar fuerte. Por no charlar de los clásicos toboganes, muy habituales en bañeras viejas y gastadas.