Cambiar bañera por ducha en Domeño

Muchas personas que tienen o alquilan una casa, que en secreto desean cambiar su ducha por la comodidad de una bañera… En verdad, con el tiempo, los deseos y las necesidades cambian. La ducha, aunque muy práctica para el cada día, no es la solución ideal cuando la familia está creciendo. La bañera puede ser entonces una posible opción… Mas para ello, el tamaño del baño es un elemento a tomar en consideración. ¿Deseas substituir tu ducha por una bañera mas todavía dudas? Aquí tienes las ventajas y desventajas que te dejarán proyectarte mejor y tomar tu resolución.

El espacio:

Si siempre y en todo momento te protestas de la carencia de espacio en un baño para guardar toallas, papel higiénico y productos cosméticos, te vamos a dar una solución brillante. Una gran ventaja de reemplazar tu bañera por un plato de ducha es que vas a tener mucho más espacio para introducir un sistema de almacenaje adicional.

Consumo de agua:

La bañera nos impulsa a tomar baños prolongados con más frecuencia de lo que a veces permite nuestra economía. Por tanto, con una ducha, ahorrarás dinero, agua y tiempo. Sin mencionar que la instalación es por norma general más económica.

Diseño y Comodidad:

Más compacta, una ducha puede caber sencillamente en un rincón de la habitación para adaptarse a su arquitectura. Pero también se puede hacer todavía más discreto, en una versión de ducha italiana donde su perfecta continuidad con el suelo es particularmente estética. La distribución de una ducha es más simple de diseñar que la de una bañera, mas también deja una mayor congruencia ornamental de la habitación (uniformidad de materiales, mejor integración visual). Finalmente, por su accesibilidad y facilidad de empleo, una ducha deja ganar en comodidad. Y para aquellos a los que les agrada cuidarse en el baño , evidentemente es posible cambiar un jacuzzi por una ducha de hidromasaje.

Seguridad:

En comparación con el punto precedente, tenemos la cuestión de la peligrosidad, por ejemplo pequeños pequeños en bañeras demasiado profundas, o caños de bañera contra los que hay que pegar fuerte. Por no hablar de los clásicos toboganes, muy frecuentes en bañeras viejas y gastadas.